Viernes 19, por fin el aclamado día había llegado, después de hoy habría un integrante menos del pueblo y un nuevo recluso en las cárceles. El silencio sepulcral y las miradas aterrorizadas y amenazantes eran el foco de la escena final de una historia de misterio. Todos recorrían la plaza en pasos melancólicos, todos analizando de reojo la fuente, fuente a la que recién arribó un carro, con un alma torturada dentro.
Las campanas cristianas marcaron el medio día y aunque el mismo clima contradecía la hora, tal como se había prometido, la víctima descendió del auto y las mandíbulas de todos cayeron al suelo ¡¿Quién era esa mujer?!
No había forma de describir la escena frente a ellos, la que un día fue una dulce campesina con talento para los relojes, era ahora una mujer escuálida de mirada perdida y rostro demacrado. Su antes perfecto cabello rubio, se había transformado en un corto estilo militar de aire enfermo. Y su ropa, toda negra, le restaba la vivacidad que un día tuvo, esa no era Kabara, esa era un ser humano lleno de dolor y venganza.
Sin prisa, ni reparo, no pronunció palabra, solo observo su ramo de cerezo el cual se desfloraba con la brisa. El poblado entero ardía de curiosidad y ambición, ¿Quién será el culpable? ¿Qué le sucedió? ¿Realmente habrá una recompensa? Las preguntas retumbaban en leves tonos entre la multitud. De repente, un rastro de inseguridad se sembró entre las mentes, ¿Y si todo fue una trampa? ¿Y si no había criminal, y en realidad solo culpara a alguien al azar? He ahí entre murmullos indecisos, que el ramo se quedó en madera y un amplio respirar silencio a los ciudadanos.
-Los humanos, nos deshojamos de esperanza a medida que envejecemos, algunos antes, otros nunca, pero el objetivo es quedar sin nada. Mi corazón recibió tantas sacudidas a lo largo de mi vida, que sus tallos sostenían la esperanza de un hilo, hilo que fue roto al obligarme a perder el último recuerdo que conservaba tras la muerte de mis padres. La relojería-Sus palabras aterraron a todos, por fin, el momento esperado iba a hacer acto de presencia.
- Les di un trabajo, una misión, un par de pistas y mis últimas palabras “Y recuerden…sabemos menos de la vida otras personas, de lo que creemos” Nadie escucho lo último, todo el tiempo me mantuve omnisciente sin que lo supiesen y me decepcione de la mayoría. Muchos solo vieron la primera capa, nadie noto que los seres humanos mentimos, guardamos secretos y cometemos crímenes. Todos buscaron pruebas en la cotidianidad y no asumieron, que tal vez era en las anormalidades más pequeñas donde se encontraban las pistas más grandes-Suspiro y recorrió a sus espectadores- Observo miles de miradas atentas, pero no veo la de mi pequeña hermana, no veo la mirada culpable. Te acercaste a mí una tarde de verano, iluminaste mis días dándome lo que yo perdí y devolviéndote lo que nunca tuviste, una familia. Tu historia, triste y desolada, fue iluminada por mi amistad secreta, secreta solo porque así te sería más sencillo escaparte de tu casa, solo para que te enseñara el arte de la relojería.
Pero las traidoras y las ladronas no merecen perdón y tú, que tanto detestas esta hermosa fuente donde fuiste rechazada, sufrirás ahora un nuevo tipo de aislamiento mucho pero que el de tus progenitores, el de la población que te vio crecer.
Así que tú, la cobarde que se esconde tras los muros, sal aquí, que la policía se muere por conocerte. Deisy, que lindo nombre, para una joven tan horrible.
Formato criminal
-Nombre:Deisy
-Edad:18 años
-Clase social:Estudiante
-Familia:Desconocida, fue abandonada en el pueblo a corta edad.
-Historia:: Deisy es una joven abandonada por sus padres en el internado, a diferencia de sus compañeras quienes ven a sus padres en vacaciones, ella vive a tiempo completo en el triste edificio.
Por esta razón, en uno de sus paseos matutinos, encontró a la campesina ajetreada por el nuevo cargamento y decidió ayudarla.
Desde ese momento mantuvo una estrecha relación de amistad en secreto, encontrando esa sensación de lazos familiares, los cuales nunca pudo experimentar.
No obstante, Deisy es una joven que cursa su último año en la escuela y una vez se gradué, no poseerá dinero alguno para ir a la universidad, a pesar de tener tan buenas notas.
Es por ello, que al notar la gran cantidad de reliquias familiares que Kabara tenía bajo su poder, se decidió a atracarla en la mitad de la noche, armada con una daga que usaba al cazar.
No lastimó a la víctima, puesto que tenía sentimientos de apego hacia ella, aun así, destruyó la tienda entera, en busca de dichos objetos de valor.
Al finalizar el crimen, la joven se dio cuenta de la gravedad de sus actos y huyo con rapidez hacia su ventana en el primer piso (fácil de escalar), guardó los objetos bajo su cama y se dispuso a dormir.
