¡Hola, chicas^^! No sabía que había un club de escritura y cuando vi este tema, me dije que tenía que publicar una historia aquí.
La historia fue escrita para un trabajo de universidad hace muchos años y me gustó como me quedó. Ahora quiero compartir esta historia aquí. También este relato está registrada el 10 de enero de 2019 en el wattpad :).
Bueno, sin más que decir que espero que os guste y feliz lectura :)
El sacrificio de Metis
Sinopsis: ¿Qué sucedería sí Zeus ha sido informado tarde por los dioses primordiales, mientras que Metis da a luz a mellizos? ¿Qué hará el todopoderoso Zeus?
"El verdadero amor supone siempre la renuncia
a la propia comodidad personal".
León Tolstoi (1828-1910) escritor ruso (1).
Tras vencer a los Titanes en la batalla de la Titanomaquia (2) , Zeus, el amontonador de nubes, se proclamó dios supremo (3), estableció su trono y su morada en las cumbres del monte Olimpo para estar más cerca de su reino, el Cielo; y además, tomó por esposa a su prima, la oceánide Metis (4), la diosa más prudente y la más sabia de todas las diosas y mujeres mortales e hija del titán Océano y de la titánide Tetis (5).
Los días transcurrieron desde esa gran boda hasta que un precioso día de verano, Metis sabía que estaba embarazada de mellizos. Solo lo sabía ella, porque quería que fuera una sorpresa para su marido.
Diez días después, ella se lo comunicó la hermosa noticia a Zeus, este estaba tan feliz y emocionado, porque pronto iba a ser padre e iba a tener un hijo de la mujer que tanto ha amado, seguirá amando y la que siempre iba a respetar por el resto de su vida.
-------------- Nueve meses después ------------------
Al atardecer de un día frío, a principios del mes de febrero, Metis se puso de parto, mientras que Zeus, el señor del Cielo, esperaba impaciente en una sala grande y circular en la planta baja del Olimpo.
De pronto, la puerta de la sala se abrió y de ella apareció dos figuras importantes: Gea, la Tierra; y, a su lado, su esposo, el estrellado Urano. Zeus levantó una ceja en señal de sorpresa, mientras que la puerta de la sala se cerró sola por arte de magia.
-¿Qué hacen ustedes aquí? -preguntó Zeus a los nuevos visitantes.
-¡Qué son esos modales, nietecito! - exclamó Gea en un tono sarcástico.
-Lo siento, abuela, no quería ser descortés con ustedes.-Zeus carraspeó y prosiguió-: Abuela, abuelo, ¿a qué se debe esta visita de cortesía?
-No es una visita de cortesía, sino que tenemos algo que decirte y es muy importante... no puede esperar-dijo el estrellado Urano, sin ningún preámbulo.
-Entonces, ¿qué es tan importante de decirme que no puede esperar para más tarde?, mi esposa está dando a luz en este momento. -Zeus sonrió -, y... ¿por qué estáis tan nerviosos? Él que debería de ponerse nervioso aquí, soy yo, que voy a ser padre...-Zeus se interrumpió al ver las caras serias de sus abuelos. Zeus carraspeó y también se puso serio. - ¿Qué pasa?
-Tu abuela y yo fuimos al oráculo de Delfos y ella (la pitia) nos predijo una profecía...- comenzó Urano.
-¿Qué clase de profecía es?
-La caída de tu reinado, mi señor... Esta profecía predice que un dios más poderoso que tú, se alzaría como el dios rey y señor supremo del mundo -respondió Gea, en un tono serio, y prosiguió hablando-: este dios-rey está en el seno de tu esposa... ¡Es tu hijo!, ese niño no puede nacer -sentenció Gea con gesto duro y sin ninguna compasión hacia su nieto.
«¡No puede ser... por qué esto me tiene que pasar a mí!», pensó Zeus y miró a los dos dioses. -Es decir, que me estáis sugiriendo que yo mate a mi propio hijo... sangre de mi propia sangre -dijo Zeus, consternado, al escuchar lo que le estaba contando los dioses primordiales con respecto de su hijo.
-¡Deja esos sentimentalismos y ser un dios supremo como dios manda! -espetó Gea.
- El destino está manipulando en contra tuya y tú no puedes hacer nada para evitarlo. Debes tomar una decisión con ese niño, que en este preciso momento está naciendo, o aun peor, ya habrá nacido -añadió Urano que tampoco mostró ninguna empatía hacia su nieto.
De pronto, alguien abrió la puerta sin llamar e interrumpió a todos los presentes de la sala. Era la diosa Hebe (6), la ayudante de los dioses e hija del gran Zeus y de la diosa de los ojos de vaca, Hera.
-¡¿Qué pasa ahora?! ¿Qué ocurre aquí en mi morada para qué nadie llame a la puerta? -preguntó Zeus enfadado y miró a la recién llegada.
-Disculpe, señor, no sabía que había alguien con vos, pero ha sucedido algo importante.
-¿Mi esposa se encuentra bien? -preguntó Zeus, preocupado, por el bienestar de su esposa.
-Si, lo están..., es decir, su esposa y sus dos hijos están perfectamente.
-¿Nacieron dos? - preguntó el dios supremo del Olimpo en un tono de sorpresa.
-Sí, mi señor, eres padre de una niña y de un niño. ¡Los dos son tan encantadores! - respondió Hebe con una dulce sonrisa, mientras que los rostros de Gea y Urano se habían puesto más serios que antes.
Zeus sonrió e intentó hablar, pero su abuela Gea se adelantó.
-¡Zeus! Debes deshacerte de ese niño y de tu esposa, que también es un peligro para otros dioses del Olimpo... tendrás que hacer algo pronto, si quieres conservar el título como dios y dueño del mundo -dijo Gea con énfasis en las últimas palabras.
Zeus no contestó; y, por primera vez, no tenía palabras para contraatacar a su abuela. Sin embargo, Gea prosiguió hablando. -Si nos disculpáis mi querido nieto, nosotros tenemos que irnos, hay asuntos que debemos atender, ya hemos cumplido nuestro cometido aquí. - Zeus asintió; mientras tanto, los dos dioses preolímpicos salieron de la sala, dejando a solas a Hebe y a Zeus, este se había sentado en una silla de madera y se pasó la mano izquierda por su rostro cansado y preocupado.
Por el contrario, Hebe se quedó de pie, quien miraba con miedo a la figura grande y robusta de su señor padre y pensó que pasaría lo que iba intentar decirle a continuación.
-Señor...
-¿Si, Hebe? - Zeus miró a Hebe.
-Su esposa y sus dos hijos han desaparecido. ¡No están en el Olimpo! -Hebe tragó con fuerza, con nerviosismo, y cerró los ojos.
-¿CÓMO? ¿CÓMO HA SUCEDIDO?-El gran dios Zeus se levantó de la silla con mucha rapidez, la silla cayó al suelo debida a la fuerza violenta del dios, mientras que al mismo tiempo, él gritaba con clamor. El sonido de su grito sonó y retumbó por todos los rincones del mundo. Al cabo de segundos después, afuera se desató una gran y terrible tormenta. Finalmente, Zeus, el amontonador de nubes, dejó de gritar, miró a su hija y dijo con una voz clara, pero seria estas palabras -: Hebe, hija mía, ¿cuéntame todo lo que ha ocurrido con mi esposa?
--------------------------------- CAMBIO DE ESCENA --------------------------
Metis salió del dormitorio principal y en sus brazos llevaba a sus dos preciosas cargas: sus hijos. Gracias a sus poderes, especialmente a su inteligencia y a su astucia, pudo salir del Olimpo sin ser desapercibida. Su único objetivo principal es de escapar para proteger a sus dos hijos, pero sobre todo a su único hijo, en el que pesa una terrible profecía: su muerte.
De pronto, el cielo se oscureció y empezó a llover fuertemente.
Metis miró al cielo y susurró en voz baja- : Hijos míos, vuestro padre ya sabe que nos hemos escapado del Olimpo; y pronto, él nos encontrara. Tengo que darme prisa en esconderos de vuestro padre. -Miró hacia abajo y vio a sus dos hijos dormidos. Metis sonrió y los tapó, con gruesas mantas, de la lluvia y del frío viento. -Nunca me daré por vencida, hijos míos, os protegeré de todo aquél que intenté haceros daño, incluido de vuestro padre, os defenderé con mi último aliento.
En poco tiempo después, Metis se alejó del monte Olimpo, para adentrarse en un denso y tenebroso bosque. Ella no sabía del poder que ocultaba este bosque, porque nadie del Olimpo lo había dicho que este bosque estaba encantado por Gea, la madre Tierra, y porque así lo había ordenado Zeus en tiempo atrás, para que nadie entrara ni saliera de los dominios del Olimpo, sin el consentimiento del dios supremo. Mortales y unos pocos dioses del Olimpo sabían de la existencia de este bosque y ellos lo habían bautizado como el bosque de los desesperados.
Metis se adentró aun más en el denso bosque.
Unas horas después, Metis corría y corría desesperadamente por el oscuro y denso bosque, la diosa no encontraba la forma de salir de esta arboleda, era dar vuelta y vueltas en círculo como un auténtico laberinto.
¡Metis estaba desesperada! Lo había intentado todo, desde metamorfosease en cualquier cosa hasta utilizar sus poderes de diosa, pero ninguna táctica había funcionado.
Al instante, una voz potente y grave resonó por todo el bosque; y a ella, esa voz la estremecía por cada poro de su cuerpo.
- ¡METIS! Detente...
La diosa conocía al dueño de esa voz. Era la voz de su esposo.
¡Zeus!
Metis obedeció y paró; pero antes de enfrentarse a su esposo, puso a los niños en un hueco de un árbol para protegerlos de la intensa lluvia y del frío que hacía. Primero, se inclinó hacia su hijo y le dio un tierno beso en la frente; y. después, hizo lo mismo con su hija. Ambos niños todavía estaban en los brazos del dios de los sueños, Morfeo (7).
Ella se levantó, se dio la vuelta lentamente y miró a la figura alta, imponente y robusta de su marido- . Zeus...
-¿Por qué has huido así y sin ninguna explicación?-Zeus le interrumpió y le preguntó en un tono alto para hacerse escuchar.
- Ya sabes el porqué... -Metis se interrumpió un momento, porque sintió que la tormenta se había intensificado aun más. - Pero te pido el favor que pares esta lluvia para qué podamos hablar más tranquilos y más cómodos. -Zeus asintió y con un suave movimiento de su mano, detuvo todos los elementos atmosféricos: la lluvia, los truenos con sus relámpagos e incluso las nubes habían desaparecido; y, en su lugar, aparecieron las estrellas y la luna llena y luminosa, que iluminaban la calma de la noche después de una tempestad, y de ser las únicas espectadoras de ver la escena de la joven pareja de ahí abajo.
Las dos figuras se miraban, pero no se decían nada. Al cabo de un momento después, el dios todopoderoso Zeus rompió el hielo del silencio.
-Entonces, ¿ya sabías de que existe una profecía que pesa sobre nuestro hijo, verdad?
-Sí, la vi antes de que se produjera el parto.
-¿Qué quiere decir que la viste? ¿Por qué no me dijiste nada? -preguntó Zeus, en un tono molesto.
-Tu hijo tiene el poder de ser un dios - vidente extraordinario. Me mostró muchas imágenes, pero la que no olvidaría jamás es la imagen de que tú apuñalas a tu propio hijo sin ninguna compasión,...por este motivo no te dije nada y huí del Olimpo.
- Oh...
-Solo dices "oh". Creía que te importaban nuestros hijos, pero me equivoque - dijo Metis, enfadada.
-Me importa y mucho, pero no me gusta que ellos ocupen mi puesto en mi trono... Lo siento, Metis, no estoy dispuesto a correr el riesgo de que se repita la misma historia (8). ¡Apártate!
-¡No me voy apartar! -exclamó Metis tajante. -¡Jamás voy a permitir que te acerques a uno de mis hijos por una maldita profecía!
-No hay solución...
-Hay solución Zeus, pero la solución que tú quieres hacer no es la adecuada... - Metis prosiguió- , porque sabes muy bien que el corazón de un padre es muy distinto al corazón de una madre. Las madres tenemos un sexto sentido y sabemos cuando un hijo está en peligro, ya que el corazón de una madre nunca se equivoca...-Metis se interrumpió porque vio a Zeus en dar unos pasos hacia adelante. -¿Dónde crees qué vas y qué intentas hacer?
-Quiero conocer a nuestros hijos y no intentaré nada. Te lo prometo.
-¡Mientes! -Metis le empujó con fuerza a su esposo, luego puso los brazos en cruz en señal de no pasar -¡No pasarás, Zeus! Antes tendrás que matarme, si quieres pasar...
-No quiero ni puedo matarte, Metis..., porque eres muy valiosa para mí,... te juró que no intentaré hacer nada indebido, lo prometo... - se interrumpió, al ver que su esposa no le creía, a continuación, él dijo en un tono compungido - : ¿cómo hago para qué me creas?
-Solo hay manera...
-¿Cuál es?
- Quiero que me demuestres que los quieres y no querer en tus propios intereses de poder.
-Está bien -Zeus cedió, se acercó a ella y toca con sus dedos la suave y blanca barbilla de su esposa; pero, al parecer, Metis no cambió su postura anterior- . Amada mía, nuestros hijos son el producto de nuestro amor verdadero, pero tú sabes que soy muy impulsivo a la hora de tomar decisiones, y necesitaré de tus sabios consejos y de tu prudencia para ayudarme a protegerlos del mal,... por favor, ayúdame, yo también quiero proteger a nuestros hijos.
-¿He oído bien? -preguntó una sorprendida Metis y, al mismo tiempo, abrió mucho los ojos en señal de asombro, porque sabía lo que significaba. -¿Quieres decir... tomarme mis poderes para ti, es decir,... sacrificarme?
-Sí, -Zeus dijo y, a la vez, asentía-, así protegería a nuestros hijos de las fuerzas del mal... Tú y yo seriamos uno, porque tú estás dentro de mí, en mi interior, para pararme en cuando hago algo indebido o para darme tus sabios consejos de guía en momentos tan difíciles que siempre me ha servido de ayuda,... es como aquella vez, en el que tú diste a Crono un bebedizo para salvar a mis hermanos y hermanas de la cárcel que estaban recluidos en el interior de mi tirano padre, Crono, ¿te acuerdas?
-¿Zeus, no me estás engañando, verdad? -preguntó Metis con desconfianza, pero no contestó a lo último que había preguntado el dios supremo.
-No, claro que no. ¡Quiero a mis hijos más que a mi vida!
-Eso es lo que quería oír de ti... -prosiguió - , y tienes mi permiso de tomar mis poderes, pues es el precio que tengo que pagar por proteger a mis hijos y lo haré, encantada. - Metis bajó los brazos a sus costados. -Pero, ¿quiero pedirte algo, o más bien, un consejo?
-¿El qué?
-¡Que nadie sepa nada de lo que ha pasado aquí,... nadie debe saber esto!
-Así será, tienes mi palabra, será nuestro secreto; ahora me toca a mí aconsejarme, ¿qué debo hacer para salvar la vida de nuestro hijo de esa profecía?
-La única forma que se me ocurre, es convertirlo en mortal...-se interrumpió y buscó entre sus ropas- ...tengo, por aquí, un frasco-. Metis murmuró, y unos segundos después, encontró lo que estaba buscando-. ¡Aquí estás!-Metis exclamó en voz baja; y, a continuación, le dio a Zeus un frasco pequeño, que contenía un líquido de un color verdoso- . Toma este frasco y al amanecer le das dos gotas de este frasco para quitarle la inmortalidad y sus poderes. Luego, lleva a nuestro hijo a una familia adoptiva, que lo cuide y lo quiera... Por favor, Zeus, hazlo por mí...
-No te preocupes, lo haré por ti... ¡Solo para ti! -Zeus guardó el frasco y la miró a los ojos- . Antes de despedirnos para siempre, Metis, tengo dos preguntas más por decirte.
-¡Ah sí! ... ¿Hoy, estás muy preguntón, mi señor? - preguntó Metis con ironía.
-Pues sí...no lo niego... -Metis sonrió.
-Entonces, ¿dispara esas dos preguntas que tienes que decir, mi señor? ¡Soy toda oídos!
-La primera pregunta: ¿qué nombre quieres dar a nuestra hija?
-Atenea, me gusta ese nombre, cuando lo oí por primera vez de la boca de tu hija Hebe.
-Deseo concedido... ¡Es un nombre hermoso! ¡Será una diosa de la sabiduría y consejera, igual que su madre, aquí presente!
-Gracias, ¿y la segunda pregunta, mi señor?
-La segunda pregunta es solo para ti... solo a ti.
-¿A mí? -preguntó Metis con curiosidad, mirando y sonriendo a su esposo en todo momento-. ¿Qué es?
Zeus agarró la suave y blanca mano de su esposa, se la llevó a sus labios y la besó; después, se la puso en el centro de su grande pecho, justo donde se encuentra el latido de su corazón, mientras su otra mano tocaba esos labios rojos, que siempre había besado con locura tantas veces- . ¿Me permites saborear y tocar esos labios rojos y carnosos,... por última vez?
- Son tuyos desde la primera vez que los tocaste y los saboreaste, mi señor. - Zeus sonrió, se acercó a ella, pasó sus manos por la espalda de ella y la besó en sus labios con los ojos cerrados, al igual que hizo Metis. Los ojos de ambos cónyuges no estaban secos, sino las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. El beso no es casto, sino apasionado y, a la vez, tierno como el beso de la primera vez cuando se conocieron. Al cabo de segundos después, se apartaron por falta de aire, los dos abrieron los ojos lentamente y se miraron el uno al otro, como si se comunicara telepáticamente su amor.
-Te amo tanto Metis, mi dulce esposa, desde ese día que te vi por primera vez... ¿Recuerdas ese día?
- Y yo a ti,... sí, recuerdo ese día como si fuera ayer y,... también debes saber, esposo mío, que siempre te amaré y nunca te olvides de eso.
-Tampoco yo...nunca olvidaré este amor que nos tenemos. Pase lo que pase, siempre serás mía.
Los dos suspiraron a la vez, porque ambos pensaban, que este momento tan difícil, nunca quería que llegara, pero llegó la triste despedida.
«El momento había llegado» , ambas mentes pensaron que el momento de la despedida había llegado.
- Es la hora,... ¿estás lista? -preguntó Zeus con lágrimas en sus ojos azulados.
Metis no dijo nada, sólo asintió y le miró con lágrimas en sus ojos verdosos.
-Lo siento, yo... - Metis no le dejó terminar y sacudió la cabeza.
-Pase lo que pase, siempre estaré aquí... - ella dijo y, al mismo tiempo, toca el pecho grande y robusto de su esposo. -,... en tu corazón- . Metis relajó su brazo y lo dejó caer a su costado. - Adelante, ya no te detengas más. -Metis animó cariñosamente a su esposo, porque ya no quería sufrir más la horrible agonía de esperar. Zeus la miró, a la vez que asentía. -¡Ah, espero que tu interior sea agradable y confortable, querido! -Metis aligeró el tenso ambiente que vivían de este momento tan duro. Los dos se rieron ante tanto dolor como es la separación de dos personas que se aman con locura y que ahora se había convertido en un amor prohibido para ellos, por culpa de una cruel y condenada profecía.
-Lo será, querida... ¿Estás preparada? -Metis asintió, se relajó y cerró los ojos.
La boca de Zeus se abrió tan grande que podía caber perfectamente el cuerpo de su esposa y en un solo bocado se la tragó completamente.
Las rodillas de Zeus cedieron de la fuerza empleada y cayó de rodillas y, mirando al cielo estrellado, pronunció con amargura estas palabras: -¡Oh, hijas mías, las Moiras (9), caprichosas ellas y, a la vez, crueles, que experimentáis con satisfacción el dolor ajeno entre los mortales y entre los dioses! -Luego, Zeus bajó la mirada del cielo estrellado para después, girar la cabeza hacia el hueco del árbol, allí estaban todavía sus dos hijos dormidos, donde antes su esposa Metis les puso ahí, para protegerles de la lluvia y del frío de la noche.
Finalmente, Zeus encontró la fuerza necesaria para levantarse.
Se levantó y fue hacia sus hijos.
Los rayos del sol ya se dejaron ver por el horizonte del oscuro bosque.
Había comenzado un nuevo y soleado día.
------------------------------------CAMBIO DE ESCENA---------------------------
Unas horas después, Zeus lleva en sus brazos a su hijo, ya convertido en mortal, y una cesta en la otra. El dios supremo buscaba unos padres adoptivos que fueran responsables en la tutela de su hijo y le ayudara en todo momento.
Zeus ya sabía quiénes podían ser los padres sustitutos de su hijo.
Padre e hijo estaban en Frigia, lugar dónde una vez, el dios supremo fue hacer una prueba de hospitalidad a los mortales. En aquel tiempo, él no fue hacer solo esta prueba, sino le acompañó uno de sus hijos mayores, Hermes (10), dios mensajero de los dioses; pero tampoco fueron a ese lugar en su apariencia normal de dioses, sino disfrazados de mendigos mortales. Cuando ellos llegaron a Frigia, los habitantes de ese lugar carecían de hospitalidad, salvo una pareja mayor y sin hijos, que ahora está viviendo en un hermoso templo, porque ellos eran los guardianes. Ese templo fue un regalo del dios todopoderoso Zeus a la pareja anciana, como una muestra de afecto a su hospitalidad en aquel tiempo. Los nombres de esta pareja anciana y mortal eran Baucis y Filemón.
-Ya hemos llegado, pequeño. -Zeus colocó al bebé en la cesta y un pergamino en el regazo del niño; después, puso la cesta en el umbral de la puerta del templo. Miró a su pequeño hijo, que esta vez, estaba despierto- . Pórtate bien con Baucis y Filemón, tus nuevos padres. Yo vendré a verte, de vez en cuando, y te miraré a lo lejos, te lo prometo, hijo. -Zeus se inclinó y le dio un beso en la frente, al igual que su madre hizo unas horas antes.
Zeus se enderezó, tocó la puerta y, por arte de magia, desapareció. La puerta del templo se abrió y los dos ancianos miraron al suelo, donde había una cesta y en su interior un bebé. La pareja anciana se sorprendió al ver tan pequeña criatura, y ambos no sabían reaccionar ante esta situación tan inesperada. Al cabo de segundos, la primera en reaccionar fue la anciana mujer, Baucis.
-¡Por Zeus! (11) - exclamó la anciana, cogió al niño, lo cargó y se fue al interior del templo para resguardarse del aire invernal -¡Estás helado, cariño! Vamos a calentarte adentro. - dijo la anciana Baucis y envolvió al niño en suaves y calientes mantas.
En cambio, Filemón no se movió de su sitio, solo se inclinó hacia la cesta, cogió el pergamino y lo abrió. En su interior solo contenía una frase, con una letra clara, pulcra y fina, que decía así:
"Cuídelo y protéjalo como si fuera vuestro propio hijo".
Filemón miró a su alrededor y, poco después, entró en el interior del templo.
-Baucis, ¿ese niño se va a quedar con nosotros?
-Pero,... ¿qué pregunta más tonta se te ocurre, Filemón? ¡Pues claro que sí, se va a quedar con nosotros! Este niño es un regalo de los dioses y tenemos que cuidarlo.
-Oh...entonces, debemos de buscar un nombre para él, ¿no crees, Baucis?
-Es cierto, vamos a ver qué nombre te ponemos, pequeño... - Los dos ancianos pensaron unos segundos hasta que la anciana gritó de júbilo.
- ¡Filemón, ya lo tengo, ya lo tengo! -exclamó con alegría la anciana, miró y sonrió con cariño al niño despierto que cargaba entre sus brazos.
-Pues habla ya, mujer, no me tengas en ascuas, ¿qué nombre vamos a ponerle a nuestro hijo, cariño? -preguntó Filemón, con un tono de curiosidad y de entusiasmo.
-Zenón (12), el nombre de este niño, quién lo consideramos ya nuestro hijo, es Zenón. - Zenón mostró su primera sonrisa a sus nuevos padres.
Nadie, -ni hombres ni dioses (excepto su padre Zeus)-, sabía de la existencia de que un hijo del dios supremo, estaba en el mundo mortal.
"El corazón de una madre es un profundo abismo de sentimientos y de emociones hacia sus hijos. No debemos olvidarlo nunca." Por Xena20
¿Fin?
Notas de autora:
(1) Frase célebre de León Tolstoi: http://palabrasyvidas.com/frases-celebres/Sentimientos/60/ (28/02/15)
(2) Se conocían varias obras sobre la Titanomaquia, pero la única y principal obra que se ha conservado hasta nuestros días, es la Teogonía de Hesíodo, que nos ofrece el enfrentamiento de los dioses Olímpicos contra su padre - titán Crono (o Saturno) y los otros titanes en la batalla de la Titanomaquia o en la Batalla Titánica. Esta batalla duró diez duros y largos años.
(3) Al ganar la lucha contra los titanes, Zeus junto a sus dos hermanos mayores se reparten el mundo a Zeus - Júpiter: el Cielo, Poseidón - Neptuno: el Mar y Hades - Pluto o Plutón: el Inframundo o el Hades o el mundo subterráneo (la morada de las almas de las personas muertas).
(4) Metis significa la prudencia, la sabiduría y la astucia; o, en el mal sentido, pérfida. Fue la primera esposa de Zeus.
(5) No confundir la titánide Tetis con la nereida Tetis, hija de Nereo y de Dóride o Doris. La nereida Tetis es la esposa del mortal Peleo y la madre del héroe griego Aquiles o Aquileo.
(6) La diosa Hebe personifica la juventud. Es hija de Zeus y Hera y, por tanto, hermana de Ares e Ilitía. Esposa de Heracles tras la apoteosis de este. En la "familia divina" desempeña el pergamino de criada o de la "hija de la casa". Antes del rapto del príncipe troyano Ganimedes, Hebe llenaba sus copas con néctar y servía ambrosia a los dioses, ayuda a Hera a enganchar los caballos a su carro y bañaba y vestía a su hermano Ares. Su equivalente en la mitología romana era Juventas o Juventus. Bibliografía de Hebe: GRIMAL P., Diccionario de mitología griega y romana, Barcelona: Paidós, 2010 (págs.: 224)
(7) Es uno de los hijos del sueño (Hipnos). Su madre fue la ninfa Pasifae. Su nombre es una palabra derivada, que significa "forma". Morfeo es un ser alado y puede adoptar la forma de los seres humanos y mostrarse en las personas dormidas, en sueños. Bibliografía de Morfeo: GRIMAL P., Diccionario de mitología griega y romana, Barcelona: Paidós, 2010 (pág. 366)
(8) En este contexto, Zeus se refiere al mito de sucesión, es un mito folclórico, que el hijo más pequeño vence a su cruel padre, como sucedió con su abuelo Urano y su hijo Crono y este, a su vez, con su hijo Zeus.
(9) Moira o Moiras, personificación del "destino" que regían la vida de los seres humanos y de los dioses. El destino suele ser representado como tres hermanas ancianas: Cloto, Laquesis y Atropo, hijas de Zeus y de la titánide Temis, y hermanas de las Horas. En Roma recibe el nombre de parcas. Según en la Teogonía de Hesíodo, las Moiras eran hijas de la diosa Noche (Nix). Bibliografía de Moiras o Moira: MARTIN R., Diccionario Espasa de mitología griega y romana, Madrid: Espasa, 1996 (págs.: 297 - 298)
(10) En la mitología romana equivale a Mercurio. Es hijo de la Pléyade Maya y de Zeus.
(11) Lo más correcto sería "¡Por Júpiter!", pues la fuente de este mito (la de Baucis y Filemón) pertenece a una obra latina, las "Metamorfosis*, del libro VIII, 611 - 724" del autor romano Publio Ovidio Nasó, que presenta a los dioses romanos antes que a los griegos. Bibliografía de las Metamorfosis de Ovidio: OVIDIO, Metamorfosis, Madrid: Alianza, 2012 (págs. 265 - 268)
(12) Zenón: nombre masculino de origen griego que deriva de Zeus (rey supremo entre los dioses griegos), su significado es "Aquel supeditado al dios Zeus". Bibliografía de Zenón: http://www.euroresidentes.com/significado-nombre/x-y-z/zenon.htm (consultado: 1 - 02 - 2015)
Última modificación realizada por Xena20 (El 23-06-2019 à 22h23)